Mientras la pequeña lancha motora se detiene, tres viajeros, azotados por el viento después del viaje de tres horas a lo largo del río Atrato, llegan a las orillas fangosas de Bellavista, un pueblo de otro modo inaccesible en el corazón del noroeste densamente boscoso de Colombia. Balancean sus bolsas de arpillera, rellenas con sábanas, secas...