El Papa consoló a cientos de enfermos del mal de Huntington, una enfermedad genética mortal difundida sobre todo en la América Latina, animándolos a “no sentirse una carga” y lamentando el “aislamiento y abandono” que sufren. Entre ellos se encontraba Brenda, una adolescente argentina de 15 años y el cantante Axel, que cantó antes de la intervención de Francisco. Con parientes, otros acompañantes y científicos que viajaron de 24 países, había esta mañana casi 2.000 personas en el aula Pablo VI de las audiencias generales, una buena parte de ellos latinoamericanos. “No caigan en la tentación de la vergüenza y de la culpa”, les pidió a los familiares.
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